30/6/09

“Qué falta nos hace Don Severo”


“Qué falta nos hace Don Severo”
Por: Samuel Gómez Luna Cortés

Pocos personajes engalanan con singular sencillez y maestría como la figura de Don Severo Díaz Galindo, el panteón de Jalisco.
Hablar de Don Severo es analizar una gama sorprendente de aspectos. Pudiéramos hablar del sacerdote: hombre docto en teología; o del científico: quien supo entender y descifrar los misterios del universo y los secretos de la tierra. Este genial jalisciense vio la luz y las estrellas que la noche de Sayula orgullosa engalana un 8 de noviembre de 1876. La inteligencia preclara del entonces niño y su dinamismo para comprender las ciencias motivaron que el General Ramón Corona, entonces Gobernador de Jalisco, interviniera para trasladar al infante de 11 años a la capital tapatía a instruirse en una escuela científica.
Pero la vida da muchas vueltas, y hasta que cumplió 16 años ingresó al Seminario Auxiliar de Zapotlàn el Grande. Se matriculó en 2do año por su conocimiento en latín y ciencias. Así pasó la vida del joven seminarista encerrado con sus textos sagrados y su pasión por el universo.

Se ordenó como Sacerdote recibiendo el reconocimiento de sus maestros como “un joven genial”. Como en esa época gran parte del conocimiento estaba en manos de la Iglesia, el joven lego ocupó a cubrir la vacante de responsable del observatorio, hasta que en 1913 la revolución cerró la institución. Su prestigio como meteorólogo y astrónomo lo llevaron a hacerse cargo del observatorio de la Escuela Libre de Ingenieros, en 1921, dirigió el Observatorio estatal que pasó a depender de la Universidad de Guadalajara siendo su director hasta su muerte.

Severo Díaz se adelantó a su época. Fue el primero en estudiar la composición del suelo de Nextipac; junto con el también sacerdote Arreola se infiltró en el vulcanismo de Jalisco. El origen del lago de Chapala “El mare Chapalicum” y su decantación. Implementó uno de los sistemas más confiables que hasta la fecha existen para predecir lluvias y fue tan grande su amor por la ciencia que fue el primer científico que se atrevió a considerar la posibilidad de vida extraterrestre.
Como si eso no fuera suficiente es el único científico que predijo con exactitud
apocalíptica un terremoto.

Fue miembro de varias Instituciones y Academias nacionales e internacionales. Durante más de 30 años dirigió el destino de la Sociedad Científica y Cultural más importante de México.
Su paso lento y cansino, enfundado en su eterno traje negro y su inseparable paraguas dieron forma a la historia viva de Don Severo: El caballero que con fuerza mental casi divina, nos descifró los misterios del universo y la complejidad de la tierra

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