Quieres que te escriba con la mano que manda mi razón pero el corazón siempre es quien toma la pluma.
En papel plasma lo que por ti mi ser presume merecer, tocar y sentir… Escuchar la música de tu voz lo alegra lo llena, lo ilusiona y lo apasiona, tonto que no se ha dado cuenta que ya te fuiste y dijiste adiós.
La palabra se vuelve nula con esa mirada que me vuelve loca, la euforia recorre mi cuerpo y crispa la piel solo esperando por ti un solo toque para que me mates y vuelva a nacer.
Temí un día haberte perdido pero todo lo sufrido valió la pena por disfrutar cada instante que me regalas con cada nuevo amanecer.
Instantes eternos que envuelven a la mente con elogios presentes que tanto extrañaba, Salen de tu boca como el día que nunca se acaba.
La luna temerosa de que su sol no saliera ahora duerme de día porque sabe que estará ahí puntual y presente para enfrentar de día y de noche lo que pase frente a ellos. Nada los inmuta por que ahora han pactado seguir adelante firmes y decididos a luchar por un día estar los dos al mismo tiempo en el cielo.
Esa idea loca me entusiasma aunque un imposible se avecina, se termino hace tiempo y el mismo tiempo se encargo de enterrarlo; de ilusiones podemos vivir solo por instantes.
Y estos jamás serán eternos lo único que quedara para siempre serán mis recuerdos de cuanto luchamos por seguir adelante aunque retrasados ya estábamos desde antes, insistir en creer que podemos es como pensar que Jesús bajara de nuevo a crucificarse por nosotros, el tiempo y el espacio ya jugaron su carta y nosotros desaprovechamos la oportunidad.
Ahora solo queda esperar el final que por más que no queramos ver se acerca cada vez mas pasos agigantados se escuchan más cerca mis ojos miran el horizonte de la noche y los tuyos buscan el horizonte del sol donde la luna y el sol no podrán estar juntos al mismo tiempo.
Pero era fácil imaginar una realidad inalcanzable, era fácil pensar o creer e insistir que si se podía, lástima una realidad amarga pero no significa que no te ame y sobre todo ahora de lejos y eternamente.
LAE. MAHELET A. AREVALO
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